Un total de 212 indocumentados fueron detenidos por la policía migratoria de Estados Unidos (ICE) en Los Ángeles, la mayoría, según la autoridad, con órdenes de deportación o antecedentes criminales.
Los arrestos se realizaron en una operación de cinco días en esta ciudad que no colabora con las autoridades federales en el arresto de inmigrantes ilegales como muchas otras en California, un estado que se proclamó "santuario".
"Debido a que jurisdicciones santuario como Los Ángeles evitan que ICE arreste a criminales en los confines de una cárcel, nuestros oficiales se ven forzados a llevar a cabo arrestos en grandes operativos en la comunidad, poniendo a los oficiales, al público en general y a los indocumentados en mayor riesgo y aumentando los arrestos colaterales", dijo el jefe adjunto de ICE Thomas Homan en un comunicado el viernes.
El foco de las redadas de ICE son indocumentados con prontuario, aunque eso no impide que quienes no tengan un récord criminal sean arrestados.
Homan indicó que del total de arrestos en esta operación -que terminó el jueves- más de 88% tenían condenas previas por delitos menores o más serios como abuso sexual infantil o porte ilegal de armas.
Algunos tenían órdenes de deportación o ya habían sido expulsados y regresaron al país.
Consultado por la AFP, ICE no especificó las nacionalidades de los arrestados.
Las autoridades federales inspeccionaron además en estos cinco días a 122 empresas buscando empleados sin papeles.
ICE, que hace dos semanas hizo auditorías similares en el centro de California, no especificó detalles de esta parte de la operación.
Desde que el presidente Donald Trump llegó al poder -con un discurso anti-inmigrante- dio más poder a ICE y tramita en el Congreso los fondos para construir un muro en el límite con México.
En los últimos días, los servicios de inmigración pusieron en práctica una directiva que autoriza a sus agentes a ingresar directamente en los tribunales para arrestar a personas cuyos documentos no están en regla.
Hasta ahora las salas de audiencia eran consideradas como santuarios para no desanimar a testigos en asuntos criminales.